En un club de Westchester, un hombre de 82
años habla con un grupo de amigos. No
hay mucha luz, pero se notan sus ojos azules, cejas grises, y panza grande.
Habla con amigos y a veces sonríe. Parece un típico viejo - con una excepción:
sus brazos, pecho, y mandíbula están cubiertos con cicatrices, marcas de varios
intentos para asesinarlo.
Se
trata de Luis Posada Carriles, terrorista, ex-agente de la CIA, y héroe del
exilio Cubano.
El juicio de Posada comenzará pronto en El
Paso, Tejas. (Un juez lo demoró indefinidamente el jueves de la semana pasada.)
Fiscales federales aseveran que él le mintió a los agentes del gobierno
norteamericano para conseguir asilo político.
El caso, tanto como la historia
larga de Posada, es absurdo. Son una prueba de la hipocresía y ineptitud del
gobierno Americano en cuanto sus relaciones con Cuba. Y miembros del exilio
cubano apoyan a Posada - y con el gobierno - ignoran que tomó las vidas de
inocentes en un acto de terrorismo que recuerda la destrucción de 9/11.
"Este
caso," dice Peter Kornbluh, vocero del Archivo
Nacional de Seguridad en Washington D.C. "es una vergüenza,"
Posada
(quien rehusó, con su abogado, Arturo Hernandez, dar declaraciones para este
articulo) nació en Cienfuegos, estudió química, y trabajó en Akron, Ohio antes
de la revolución Cubana. Regresó a la isla, pero estaba opuesto a la violencia
y el comunismo que surgió en 1959, y se mudó a Estados Unidos. Su hermana se
quedó en Cuba, donde fue coronel del ejército..
Pronto,
con el respaldo de la CIA, Posada empezó a luchar contra el nuevo gobierno de
Fidel Castro. Entro en la isla y saboteó las operaciones gubernamentales hasta
que escapó a Miami. En 1961, con otros exiliados, Invadió la Bahía de Cochinos,
y despues estudió en una escuela del ejército norteamericano en Fort Hood, Georgia. Se
graduó en 1963 como espía y teniente.
Siguió
su campaña contra el gobierno cubano. Trató de matar a Fidel Castro con una
camera que escondia una pistola. En 1976, organizó la destrucción de un avión,
Cubana vuelo 455, con 73 personas a bordo. Seis años después, escapó de una
cárcel Venezolana y, hay mucha evidencia que en 1997 ayudó a matar a un turista
Italiano con una bomba en un hotel de La Habana.
"Es
una guerra," Posada le dijo a la autora Ann Bardach en 2006. "Una guerra mala."
Por
la influencia de políticos cubanos como los representantes Lincoln Diaz Balart
e Ileana Ros-Lehtinen, el gobierno norteamericano ha cambiado su postura varias
veces en el caso de Posada. El Departamento Federal de Investigación lo
investigó durante años y gastó millones de dolares. Pero los fiscales nunca
iniciaron procedimientos legales, y en 2003 destruyeron la mayor parte de la
evidencia. El próximo año, un juez en Panamá lo condenó por intento de matar a Fidel
Castro. Pero la presidenta panameña, Mireya Moscoso, lo perdonó; eso lo permitió salir del
país antes de que la Corte Suprema anulara la decisión.
El
nuevo caso contra Posada comenzó en marzo 2005 después de una conferencia de
prensa en Miami en la cual dijo a los reporteros que había intentado salir de
los estados unidos. Los agentes lo encarcelaron. Su crimen no fue matar a 73
personas en el vuelo cubano, ni al turista italiano en La Habana. Su delito fue
mentir a los agentes de inmigración a cerca de su viaje a los Estados Unidos y
cruzar la frontera ilegalmente. Llegó en un barco nombrado Santrina, y
no con un coyote en bus como había explicado al gobierno.
En
2006 y 2007, una subcomisión del Congreso y un gran jurado consideraron la
participación de Posada en las muertes de los pasajeros de Cubana 455 y las
bombas en hoteles de La Habana. El reportaje de Bardach - descrito en su libro Sin
Fidel: Una Muerte Pronosticada en Miami, Washington y Habana - fue clave en
el caso contra Posada, quien prácticamente admitió su culpabilidad. El gobierno
quiso obtener las notas de la reportera, pero ella se negó a entregarlas.
Así fue como
casi se derrumbó el caso contra Posada. Bajo presión de un presidente y
Congreso Republicano y anti-comunista, la subcomisión del Congreso y el
Procurador del País, Michael Mukasey, decidieron no hacer nada. El 8 de Mayo de
2007, la jueza Kathleen Cardone liberó a Posada Carriles y critica los fiscales
por "fraude, mentiras y trampas."
"Las
tácticas del gobierno en este caso son tan espantosas y escandalosas que violan
el sentido universal de justicia," escribió Cardone.
Un
año después, un tribunal de apelaciones revocó la decisión de Cardone. Pero Posada
no regresó a la cárcel y no fue
acusado por ingresar al país ilegalmente - solamente por mentir a los agentes federales.
De
hecho, casi todos los detalles del caso
son secretos por una orden judicial. El 10 de julio del año pasado, el Miami Herald
y la Prensa Asociada (Associated Press) trataron de intervenir en el caso. La
idea fue abrir el juicio al publico. La prensa ganó, pero Cardone sigue
haciendo casi todo secreto. De los 200 documentos archivado con la corte en
2010, 190 son secretos.
"Mal
hecho," dice Adolfo Jimenez, el abogado del Herald. "El publico tiene
derecho de ver muchos documentos de este caso.
Después
de una lucha legal larga, los fiscales consiguieron las notas de Bardach. Incluyen
una citación de Posada donde dice que el asesinato del turista Italiano "fue
accidental, pero duermo como bebe." Este probablemente no ayudará a los fiscales.
Cardone
recién demoró el juicio y un grupo de izquierdistas, el Comité Nacional para la
Liberación de los Cinco Cubanos, anunció su intención protestar en Tejas. Ellos critican
al gobierno por no hacer más. Y en Octubre, Kornbluh, del Archivo Nacional,
publicó documentos a cerca del espionaje de Posada. Bajo el nombre de Pete,
informó a la CIA sobre las actividades de Jorge Mas Canosa, el fundador de la
Fundación Nacional Cubano Americana, y otros líderes de exilio
cubano.
Pero
los exiliados todavía apoyan a Posada. El jueves de la semana pasada, una
estación de radio tuvo un maratón para recaudar dinero para ayudar con su defensa.
"Luis Posada es un héroe," dijo el anunciador. "Su guerra va a liberar a los
Cubanos."
Este
es el panorama. El Departamento Federal de Investigación destruyó mucha de su
evidencia y una jueza bien respetada declaró que los fiscales están culpables
de "fraude." El gobierno no está
luchando contra sus enemigos, sino contra
la prensa (Bardach, el Herald, y la Associated Press.)
Probablemente los fiscales perderán el caso contra uno de
los terroristas más peligrosos del siglo, pero Kornbluh tiene esperanza que habrá
justicia: "Este juicio puede confirmar lo que todos saben...Luis Posada
Carriles es un terrorista."