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El asesinato del soldado Louis Maxwell, Primera Parte

El asesinato del soldado Louis Maxwell, Primera Parte
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El soldado mide 1,80 mts., es apuesto, corpulento, y tiene una sonrisa chispeante. Pero en este dia en Kabul está herido y se arrastra por una calle sucia y polvorienta cerca de un edificio en llamas. Con dificultad, intenta levantarse contra un Humvee color verde oliva. De pronto, una figura en uniforme cerca de él baja su fusíl y apunta en su dirección. La distancia entre los dos no es mas de cinco metros.

Un tiro suena.

El soldado Americano cáe.

El asesino dispara otra vez, y después de un segundo, dispara dos veces más.

Louis Maxwell hijo, un trompetista estrella, cinturon negro de jujutsu, y padre, esta muerto. Es Octubre 28, 2009, y dentro de la ardiente pensión, tres monitores electorales de las Naciones Unidas también están sin vida. Maxwell y su colega Africano Laurance Mefful - también difunto - estaban a cargo de cuidarlos.

El dia siguiente, Ban Ki Moon, el Secretario General de las Naciones Unidas, declara Maxwell y su fallecido compañero Meful héroes. "Ellos pelearon en los pasillos del edificio y en la azotea," le dijo a la Asamblea General. "Aguantaron a los agresores hasta que sus colegas pudieron escapar, armados solamente con pistolas mientras que sus enemigos tenian armas automaticas, granadas y chalecos antibalas."

Y no terminó ahí. Una semana después, la ONU retiró a la mitad de sus fuerzas en el país. Y en la primavera, un periódico áleman publicó un video de un telefono celular que reveló una verdad mucho más fea. Fueron nuestros corruptos aliados Afganis quiénes asesinaron al héroe local. Una subsequente investigación de la ONU confirmó parcialmente esta conclusión.

Ahora, toda la evidencia del incidente se le ha dado al gobierno Afgano para investigar. Pero hasta ahora no han tomado ningún paso para encontrar a los asesinos – solamante un pasapasa bureocrático donde nadie quiere asumir culpabilidad. Además, el gobierno Americano se niega apresurar al presidente Afgano Hamid Karzai, según dos oficiales de la ONU. El FBI, según uno de los oficiales, también ha estado investigando el asunto por seis meses, pero aparantemente tampoco ha logrado nada.

El fracaso de las investigaciones pone en duda la estrategia y la dedicación de los Estados Unidos en Afganistán. Problemente, el ataque fue una sangrienta refutación de la conclusión de la ONU, ahora olvidada, que la elección de Karzai fue un fraude.

La razón por la cual nadie quiere saber la verdad nace en la manera caótica e inepta en que la administración de Barack Obama esta conduciendo la guerra. El reciente acercamiento de Karzai al Taliban y el despido del General Stanley McChrystal han dejado a los líderes Americanos inseguros acerca de sus próximos pasos.

"Existe una falta de integridad de parte del gobierno Americano y [la ONU] con respecto a esto," comenta Matthew Lee, un abogado y blogger que ha seguido el asesinato de Maxwell. "Ellos quieren esconder esto. Nadie lo esta siguiendo, y es un asesinato a sangre fria."

Louis Maxwell nació y creció en Miami Gardens – que entonces se llamaba Carol City – cerca de los límites del condado de Broward. Su madre, Sandra, era una maestra y su padre, Louis, trabajaba en un almacén. Tenían también una hija, Aijalon, quién entonces tenia 12 años. Ella y su hermano siempre estaban juntos. "El era como mi sombra," ella dice ahora.

Jay -- el apodo de la familia para Louis -- era de cáracter fuerte desde niño, en su hogar tanto como en Skyway Elementary School. Su madre recuerda que cuando tenía tres o cuatro años se desapareció con un tren de juguete para montar que le habían regalado. El padre lo encontró sangrando de la cabeza, y el nene le explicó que se había lanzado desde el carro familiar hacia el pavimento como un bobsleigh.

"Cuando llegamos a Miami Children's, su pediatra nos explicó, 'Pues si señora Maxwell. Lo hizo. Es cierto que lo hizo," Sandra recuerda. "Jay estaba tranquilo. El único de nosotros que lo estaba."

Sandra y Louis se divorciaron en 1990, algo que dejó al niño de ocho años aislado. Ya en quinto grado, Jay impresionó a sus compañeros tocando una canción en su xilófono. "Su maestra nos dijo que nunca habia conocido un estudiante como él," Sandra comenta. "Tenía talento pero también sabía divertirse. Era el tipo de muchacho que te hace reir."

Despues de atender Westview Middle School, comenzó en 1995 en la Miami Central High, una secundaria intensa cerca de su casa que tambien tenía un excelente programa de música. Fue estudiante promedio, pero con una disciplina impresiva. Shelvy Chipman, un maestro de música, lo reclutó para la orquesta de la escuela, una de las mejores en el país donde Jay rapidamente se convirtió líder en un grupo de 265 musicos.

Los domingos por las mananas, Chipman, quien vivia a una cuadra de Jay, oía la trompeta de su estudiante estrella en su cocina mientras él preparaba su desayuno. "En los ensayos, yo preguntaba quien había practicado durante el fin de semana. Algunos chicos levantaban sus manos, y después yo decía, 'Yo se que uno de ustedes lo hizo porque yo mismo lo escuché,'" recuerda Chipman, quién ahora es profesor en la Florida Agricultural and Mechanical University en Tallahassee. "El tenía una tenacidad que lo hacía muy único. No se dejaba dar por vencido"

Pero la música no fue suficiente.

Su apetito por la aventura y un deseo inato en ayudar a sus compañeros, inspiró una fascinación con el mundo militar. Desde su adolecencia, entrenó con Lutalo Muhammad, quién se hizo su mentor después de casarse con Aijalon en el 2002. Algunas veces, practicaban disparo al blanco en Broward. Y otras veces corrían juntos, haciendo otros ejercicios intensos de calistenia en el parque Amelia Earhart de Hialeah.

"Era una competencia," dice Florida Ray, la madrina de Aijalon. "Corrían de arriba a abajo una y otra vez, y después hacían 25 planchas. No paraban hasta que uno se diera por vencido."

A los 17, Jay visito un reclutador de la Marina Americana, quién le dijo que necesitaba el permiso de su madre si quería apuntarse. Esta no estaba segura, en diciembre de último año secundario, después de muchas suplicaciones, Sandra finalmente lo dejó apuntarse a la Marina. Aunque su talento musical le gano una veca a FAMU, empezo su entrenamiento militario después de cumplir los 18 y graduarse.

Nadie en su familia quiere discutir los seis años que Jay pasó en la Marina, ni tampoco hicieron publico su historial militar.

Pero a pesar de los reporters de otros periódicos, nunca fue un Navy Seal. A su vez, si pasó tiempo en Bahréin y la estación naval de San Diego. También tomó parte en las invasiones de Iraq y Afganistán. "Hay cosas que no le hemos contado a nuestros padres," Aijalon dice. "Hay cosas que no te puedo ni contar a tí."

En 2006, Jay se retiró de la Marina y regresó brevemente a Miami. No se ajustó comodamente a la vida civil. Tenía un hijo que nació cuando Jay tenia 19 años que se parecía mucho a su padre con un su cabeza rapada y sonrisa brillante. Aunque se había separado de la madre del niño y estaba noviado con una chica de Alabama llamada Angel, las familias se mantuvieron unidas.

A principios del 2008, Angel quedó embarazada, y Jay empezó a tramar la compra de una casa. No se lo dijo a la madre, quién estaba al retirarse como directora asistente de la escuela Richmond Heights Middle School. "Iba a ser una sorpresa," Aijalon explica. "El iba a decirle, 'Mira lo que tengo a mi nombre. Mamá, quiero que tu la decores."

Jay trabajó brevemente como entrenador personal, pero la aventura, con su voz irresistible de sirena, lo llamó una vez más. El apuesto, fuerte Florideño seguió en los pasos de su mentor y cuñado, Lutalo, a las fuerzas de seguridad de las Naciones Unidas. El dinero, excelente, lo impulsaría hacia una nueva vida.

Después de un breve entrenamiento, despachó a Beirut, donde, según su hermana, protegió de ataques suicidas al tribunal que investigaba el asesinato del politico libanés Rafik Hariri. Fue su primera tarea, y le dió una prueba de intriga internacional.

Entonces en un día cualquiera del 2009, recibió ordenes de empacar para viajar a Kabul. Era un par de meses antes de las elecciones criticas que determinarián la relación del país con los Estados Unidos y el resto del mundo musulmán. Su trabajo sería cuidar a los monitores de las elecciones. Sería la última misión de su vida.

Próximo capítulo: Los Afganos asesinan a Louis Maxwell.

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